Muchos son los paralelismos que pueden establecerse entre estos dos músicos, una carrera labrada desde la semi-clandestinidad que al fin obtiene la merecida atención, un estilo rompedor que desecha incluso los esquemas más tradicionales del free, una aproximación a sus instrumentos que traspasa los límites conocidos hasta ahora... El encuentro entre ambos parecía inevitable dada la afición al formato de dúo que con tan brillantes resultados cultiva el pianista y la sintonía de sus respectivas concepciones musicales que había quedado ya patente en la intensa aportación del trío de Shipp a uno de los más recientes trabajos de Morris, el excelente "Elsewhere" (Homestead). Mientras que el pianismo de Shipp, además de absorber buena parte de la tradición jazzística (Bud Powell, Andrew Hill, el ataque percusivo en la línea de Cecil Taylor...), deja entrever una soberbia asimilación de elementos clásicos, Morris se acerca más al fraseo de saxofonistas como Ornette Coleman o Leo Smith que al de cualquier otro guitarrista. Densidad de ideas, urgencia creativa, riesgo permanente, nerviosos intercambios que alternan con serenos pasajes en solitario de belleza desnuda, música capaz de pasar de la abstracción más compleja al lirismo más melódico, raramente puede encontrarse una muestra más impresionante de lo que se ha dado en llamar "la tradición del cambio".
sábado, 16 de mayo de 2009
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