Uno de los mayores atractivos que supone para el turista el recorrido por las iglesias y catedrales que salpican la geografía española es la posibilidad de admirar en ellas cuadros, esculturas, piezas de orfebrería y múltiples objetos artísticos. No es posible hacer lo mismo con ese objeto artístico que se desarrolla en el tiempo que es la música, en el templo mucho más impactante, si cabe, que cualquier otro componente de las artes plásticas. La impresión que se recibe paseando entre las viejas paredes de las catedrales de Ávila o Sevilla, mientras suena el órgano o canta el coro (si no desafina) es irrepetible, y de esto sabían mucho los grandes compositores españoles del siglo XVI, cuyas obras sacras ya sólo se "exhiben" circunstancialmente en el marco para el que fueron concebidas. La belleza de algunas de esas obras es insuperable y el disco que aquí recomendamos reproduce al menos dos: el motete mariano Ave virgo sanctissima de Guerrero, uno de los más bellos que se hayan escrito nunca, y el motete fúnebre Versa est in luctum de Alonso Lobo, compuesto en 1598 por el a la sazón maestro de capilla de la catedral de Toledo para las exequias de Felipe II. El motete resume el sentir de una nación hecho música en algo más de seis minutos, inolvidables para quien tenga el privilegio de escucharlo. El CD se completa con otros dos motetes de Alonso Lobo, cinco más de Guerrero y uno de los 18 Magnificat que compuso Sebastián Vivanco, maestro de capilla primero de la catedral de Ávila y luego de la de Salamanca, obras todas de gran categoría artística. La antología es, a mi entender, la mejor que se ha grabado nunca con música sacra del Renacimiento español, producto de la sensibilidad y maestría de un coro y un director que han sabido en ésta y en otras ocasiones recuperar como nadie el patrimonio musical español. Un cd producido por la casa Hyperion en 1985.Reseñas Maria del Carmen Gomez.
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