Este disco es quizás uno de los mas representativos de la magnífica música que creo el maestro Bill Evans en la década de los años 70. Desde la muerte de Scott LaFaro, Evans vivió un auténtico infierto en el que intervinieron adicciones a las drogas(heroina y en sus últimos años a la cocaína), el suicido de su primera mujer,arrojandose a los andenes del metro y un largo etcétera que intervino decisivamente para crear, ese tono nostalgico,melancólico e introspectivo tan presente en su maravillosa música. Este es un disco sacado del cajón del olvido, donde encontramos a un Evans, nuevo y cercano a una recuperación de su adicción(mas tarde volvería a caer). En este disco se nos presentan unas interpretaciones de Evans, de lo mejorcito de su carrera desde la desaparición de su primer trio,junto a Paul Motian y Scott LaFaro. En las que aparece junto al armonicista Toots Thielemans, el cual hace de este disco,algo mas que especial. Todo el disco es una unión de una música maravillosa,y desde el primer tema I Do It For Your love ya se percibe lo que va a ser el disco,una joya donde abunda la introspección y una música cálida y nostálgica,mejor que buena. Junto a Bill Evans y Toots Thielemans,encontramos al saxofonista Larry Schneider al cual podemos escuchar en algún fraseo,y al maravilloso bajista y contrabajista Marc Johnson el cual (y si me preguntasen)diría que es la reencarnación de Scott LaFaro,siendo este una parte absolutamente imprescindible en todo el album. A la percusión encontramos al batería Eliot Zigmund el cual marca unos ritmos templados, absolutamente necesarios para música creada en este magnífico album. Una joya para no olvidar jamás, grabada el 30 de octubre de 1978 para la casa Warner.Un disco absolutamente imprescindible.
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