Si existe alguién completamente inclasificable dentro de la música,este es Tom Waits.Pocos artistas que lleven varias décadas en esto de la música pueden presumir de sacar discos con regularidad y que la mayoría de ellos sean buenos o muy buenos. Uno de ellos es sin duda Tom Waits.
En los créditos del disco encontramos a algunos de sus habituales colaboradores, como el guitarrista Marc Ribot – sin su aportación, el anterior Lp de Waits, Real Gone, no sería ni la mitad de bueno – o Les Claypool, además de algún nombre mítico, como el veterano armonicista Charlie Musselwhite.
En los créditos del disco encontramos a algunos de sus habituales colaboradores, como el guitarrista Marc Ribot – sin su aportación, el anterior Lp de Waits, Real Gone, no sería ni la mitad de bueno – o Les Claypool, además de algún nombre mítico, como el veterano armonicista Charlie Musselwhite.
En este caso,nos ocupa el trabajo firmado por Waits en el 2006, Brawlers, Bawlers y Bastards.
BRAWLERS;En el primer disco de Orphans, Tom Waits sigue ahondando en esa suerte de blues añejo, anguloso, percusivo y sudoroso que empapaba cada esquina de Real Gone (04) su anterior trabajo. Con la ayuda de su inseparable Kathleen Brennan, el guitarrista Marc Ribot, percusiones imposibles, cajas de ritmo humanas y una voz siempre en llamas, Waits ofrece toda una lección de cómo entender el rock en pleno siglo XXI.
BAWLERS;Después de la tormenta llega la calma. Bawlers es sencillamente una maravilla y por sí sólo podría ser el disco del año. En él Waits deja aparcada su vertiente más histriónica y atronadora para abrazar un sosiego heredero de la época Asylum y de Alice , uno de sus discos más hermosos hasta la fecha.
BASTARDS;El disco que cierra Orphans muestra la faceta más experimental e inquieta de Tom Waits. En él homenajea a buena parte de sus referentes musicales y literarios: Kurt Weill y Bertold Brecht (“What Keeps Mankind Alive”), Charles Bukowski (“Nirvana”), Jack KerouacDaniel Johnston (“King Kong”).En Bastards, Waits da rienda suelta a su faceta como storyteller y arropa sus delirantes fábulas sobre corderos (“Poor Little Lamb”) o coches americanos (“The Pontiac”) con sonoridades que van de la polka al musical de Broadway. Si este año tienes pensado comprarte un único disco, que éste sea el de Tom Waits.
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